martes, 6 de abril de 2010

El mundo al revés




Ger siempre cita a Galeano cuando está enojada o indignada.

"El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo."

Acabo de presenciarlo y no estoy enojada ni indignada. Sólo sorprendida. Y la escena que acabo de vivir me recordó la siguiente anécdota.

Una vez hace muchos años fui preparatoriana, estudiaba en una escuela linda que quedaba muy lejos de mi casa pero como a esa edad era tan libre como lo soy ahora decidí cambiar mi precioso colegio por uno nuevo en el fin del mundo y lo hice siguiendo al director que era un loco al que yo admiraba muchísimo. Se llamaba Don Ricardo. Y digo era porque no sé si viva era demasiado enojón y los enojones no vivimos mucho. Como me gusta vivir yo trato de controlarme, por eso las clases de Yoga, la meditación, los cursos de Psicología, la música suave y el Twitter. Bueno el caso es que cierta vez en aquellos días de clases preparatorianas una maestra de la que no recuerdo ni cara ni nombre pero creo que nos daba biología, puso una regla -las personas que yo detecte platicando en clases pasan al frente a bailar- y vaya que la hacía cumplir, yo niña callada e imaginativa no me inmutaba por lo que pasara o dejara de pasar en el salón yo escuchaba las clases o divagaba pensando cosas de trabajo o príncipes azules como el guapetón que se sentaba atrás de mí al que le decíamos "El Matón" no sé la razón del apodo y prefiero no saberla nunca.
Fueron varias las parejas de compañeros que pasaron a bailar, entre ellos seguro "El topo y Gaspar" que eran adorables y los recuerdo con mucho cariño. Hasta que un día, la calladita del rincón habló en clases, seguramente con el guapo de la mesa de atrás, pero no bailó. Cómo iba a bailar si era humillante. Salí furiosa en busca de mi admirado Don Ricardo a lo que amablemente me recibió en su oficina para enterarse del motivo de mi disgusto. Cuando terminé de hablar me dijo que la maestra malévola tendría un castigo pero por supuesto yo tuve otro además de una buena regañiza. La gente no denuncia hasta que le toca a ella bailar. La gente debe denunciar de inmediato, por ningún motivo debemos ver como se comete una injusticia y callar mientras no estemos involucrados. Aprendí bien la lección por eso ahora denuncio todo, digo absolutamente todo lo que pienso. Y lo digo de todas las maneras y en todos los medios posibles.
Sigo siendo callada pero pobre de aquél que pretenda humillar a otro en mi presencia. Y ver cometer una injusticia y no moverse es cometerla también.
Ger: El mundo está al revés vamos a hacer nuestra parte. En una recámara de cabeza recoger un calcetín ayuda aunque Kike no me lo crea.
Vamos a denunciar a pelear a tratar de que el respeto siga estando de moda.
No nos quedemos callados hasta que nos pisen el callo.

1 comentario:

  1. En su escuela del mundo al revés "son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela." (E.G). Mirar, sentir, y escribir como tú, es la contraescuela del mundo al revés.

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