lunes, 15 de marzo de 2010

Una Twitera desesperada y loca. (La Nube)



Estoy de pie frente a la ventana, es domingo y es muy temprano. Hace poco tiempo que amaneció.
No tengo compromisos para hoy qué maravilla. Puedo quedarme en la cama y twittear todo el día si quiero. ¡Soy tan feliz! Bien merecido lo tengo trabajé tanto toda la semana y fue tan difícil. ¡Ah bendito día! Creo que sólo quedé en ir a una reunión en la tarde. Bueno, pero si son las seis y media de la mañana tengo muchísimas horas. Voy a desayunar una rica avena caliente y regresaré a la cama.
¡Ay no! Cómo pude olvidar prender la laptop mientras hacía mi desayuno. Ahorita ya estaría lista pero no, tendré que esperar un minuto y medio que inicie que se conecte que abra el Twitter.
Juliana es la mujer a la que yo reflejo cada mañana, es tan rutinaria y a la vez tan impredecible. Cada mañana se levanta con esfuerzo y camina hacia mí, nunca se mira realmente pero tiene la costumbre de saludarme. Sin embargo, no está en lo que está porque sonríe mientras hace cosas, mientras se peina está recordando situaciones relacionados con su computadora porque entre prenda y prenda de vestir corre a la máquina y teclea. ¡Ahí está! La veo regresar de la cocina sin su desayuno, lo sospechaba está encendiendo la máquina, se ve tan ansiosa, como si quisiera desayunar palabras que lee y que tal vez le alimentan el alma o se la renuevan. La he visto llorar o enojarse. Hoy luce tan feliz está recortando una foto digital de ella misma y sólo ha dejado los ojos. Debe tratarse de algo muy divertido porque no escucha el teléfono que está sonando desde hace rato.
- Bueno, ah hola. ¿Cómo estás?... No, me estoy bañando pero dime,… ah sí, lo sabía, lo leí… sí, en mi timeline, …sí en Twitter…. Sí, …no, no se parece al Facebook, …si luego te explico, ok. Si… luego te llamo-..sí, hasta le di RT… si pasé el mensaje a la gente de Twitter…sí, les dije. …No nadie me contestó. Bueno es que no es de contestar, …no, no lo comentaron pero me gané algunos unfollow..sí, me dejaron de seguir, bueno sí te explico después. ..No, no me da miedo… ¿Mañana en la noche? Uy no! Salgo cansadísima…sí a ver si la próxima semana… ¡No me las des llorando! ..No, no quise decir eso, es una expresión. Sí, bueno, Te dejo que están tocando a la puerta y yo aquí encuerada… bye.
Otra vez mintió para seguir en la computadora, está escribiendo frenéticamente y refrescando la pantalla una y otra vez, sigue sin desayunar y no se ha dado cuenta. Tocan a la puerta, ¡Ups! Ahora si se enojó. No sé quien era pero lo despachó de volada. El celular vuelve a sonar lo está buscando y no notó que la batería de la laptop se terminó.
Ese sería un súper hash, tengo que activarlo. ¡Diablos! Se acabó la pila. Aquí el cable. ¡Así sí rulea! ¿Por qué siempre tarda? Tengo que borrarle archivos. ¡Bueno que eternidad! Ya.
Ah cuánto troll el día de hoy. Pero qué desayunaron señores. Es domingo tengan compasión.
Su rostro vuelve a iluminarse frente a la luz de su pantalla, le brillan los ojos, sus dedos twittean como bailando. El teclado produce un ruido de hojarasca que es música para sus oídos; con coros de pajaritos reales que cantan en los árboles junto a la ventana. De vez en cuando levanta la vista hacia mi rincón y pareciera que me mira con cariño, o a su reflejo o simplemente a un recuerdo de su mundo virtual que es sólo suyo.


No he desayunado. Mi pancita me reclama. Mi avena se quedó en el horno, Ya está fría. La prepararé de nuevo. Bueno, mejor espero llegar a los tres mil ciento veinte tweets.
Dice @Jan_Herzog que existe una fuerza que se contrapone a la desorganización universal de los sistemas. Entropía Negativa, llamémosle Dios o Amor.
Le doy retweet. Voy por mi avena.
Ya es el medio día no puedo creer que lleva medio domingo sin lograr concentrarse en su twitteada.
Pobre Juliana ahora la invitan a comer. Se está bañando, se arregla frente a mí, ya no brilla. No desea salir. Pero ya está lista. Corre a la computadora y pone un twitt más. Observa que tiene un nuevo follower con un BIO que es una poesía. Le ha caído bien porque le dio reply con un ­más uno.
La casa se ha quedado en silencio después del eco de tus tacones. Ruido de llaves, pasos de nuevo; su perfume llena de nuevo la habitación. Tweet tres mil ciento veintiocho, el tres mil ciento veintinueve y el tres mil ciento treinta. Corre hacia la puerta, regresa ciento treinta y uno “Otra vez chao, ni modo, no llovió, tendré que ir a la reunión, nos vemos más tarde”. Se va. La casa nuevamente en silencio, de vez en cuando interrumpido por un ¡Clint! Es gente de su mensajero que se conecta y desconecta. Muy de vez en cuando un ¡Trururun! Algún mensaje que no será contestado hasta la noche.
Al fin en casa. Fuera zapatos, fuera ropa, hágase la luz, quién dice que estoy sola, estoy más acompañada que nunca, esas mujeres nunca lo entenderán, cuidando maridos, tomando alcohol, viciosas, quien quiere tragos, mejor sanita en casa. Uy uy uy estuvo activa la tarde. Wow, qué elegancia la de @Rociotero para responderle a ese troll.
No, no puede ser quién diablos me llama a esta hora.
- Hola…sí…estoy dormida…bien… ¿Y tú? Sí, mañana…buenas noches.
Qué bueno que me creyó que ya me había dormido. Lista, cenadita, dientes cepillados, estuvo rica la ducha caliente, con ese mísero frío que hay en la calle. Qué bueno que me vine directo aunque me haya quedado sin gasolina, ya mañana si no arranca pido ayuda a la vecina. Cama deliciosa, mañana entro tarde así que ¡Voy a twittear toda la noche!
Mmm... Qué ricas sabanitas; les echaré talco con aroma de lavanda para que queden más suaves. Bueno, aquí estoy, entrando al sobre…
Tweet tres mil ciento treinta y dos: “Buenas noches twitterlandia, tomé café; la noche es joven apenas son las 11:30 P.M.”
No se va el mensaje. Update, update, update, update.
¿Cómo que no hay servicio de Internet? ¿Que venció mi tiempo aire? ¿No funciona la BAM? ¡Noooooooooooo!.
Juliana ha arremetido contra sus almohadas, las golpea hasta desplumarlas completamente, luego despedaza la caja de talco sobre la cama, camina furiosa y se planta frente a mí, los ojos desorbitados, comienzan a enrojecerse, de la rabia le tiembla la barbilla. Lentamente la veo levantar un brazo, no parpadea, con tres dedos forma una pistola contra su sien derecha y lanza tres gritos desgarrantes. ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! Su cuerpo lívido cae suavemente sobre la cama iluminada por la luz azul del monitor de la computadora en medio de una nube que la hace desaparecer tan blanca y tan olorosa.
Las plumas cayeron después.
FIN

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