martes, 25 de enero de 2011

Ensueños en horas de trabajo.

Estoy en la oficina pero si parpadeo dejo de estarlo;
lleno cheques, reviso facturas.
Cierro los ojos y ahí está frente a mí,
con la mirada vieja con luz nueva.
Es un indio guaraní.
Suena el teléfono y me hablan de presupuestos,
respondo, él sigue estando ahí.
Es anciano y tiene una rebanada de sandía,
la venera a mordidas, el néctar gotea,
se escurre entre los dedos de sus pies,
moja sus sandalias pintadas de tierra roja.
Por ratos platica con alguien más.
Con otro hombre, hablan de instrumentos de percusión.
No entiendo bien lo que dicen;
alguien llega a pedirme una llave.
Termina de comer la fruta y acerca sus tambores.
¡Va a tocar la música de la selva!
El otro hombre le pide que camine con él, ahora.
Se levanta y lo sigue.
Antes me dirige una última mirada.
Le digo adiós sin palabras.
Sé qué volveré a encontrarlo.
Sí, ya firmé el contrato Señor Hernandez.


María José Moreno


Enviado desde mi iPad

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