sábado, 26 de febrero de 2011

Otro sabio

Tarca conocía el camino hacia él. Durante el trayecto sentí que le gustaba mi compañía.

Me llevó orgullosa y presumida como lo puede ser una yegua zaina de ocho años.

Necesitaba verlo, sentarme cerca, escucharlo con el corazón abierto.

Lo miré y por horas lo entendí en silencio. Ellos dijeron que podían esperarme.

Le conté que tuve un amigo que daba flores amarillas, vivía frente al mar

y también el viento ... este amigo me acariciaba con hormigas, -le dije-

cuando iba a llorar a su playa me daba su apoyo y me consolaba.

Me escuchó con todas sus ramas, con todos sus verdes sonreía.

A mis compañeros y a mí nos rodeaba el amor que él emanaba.

Tarca ensayaba pasitos de baile sobre el pasto seco.

Ayer el árbol sabio, el árbol bandera me dijo que no tenga miedo.

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