miércoles, 2 de febrero de 2011

En Candelaria, Misiones


Esperé este día para venir a Candelaria. A veces soy tan predecible como el hornero que construyó su nido en la ventana del departamento aquel invierno, cuando descubrimos que como los demás constructores descansaba los domingos.
Anoche estuve en la bendición de "Las Candelas", después de la procesión y creí ver a Andresito Guacurarí entre la gente justo cuando las campanas anunciaban algo, seguro que ya eran las doce y que empezaba el día de la Virgen.
Sí, sé que soy fantasiosa y loca, (que no es lo mismo pero es igual) pero era tan parecido el guaraní que vi al del cuadro aquel que me enseñaste en el museo. Seguro te preguntarás riendo si también encontré al General Belgrano comiendo un asado. Pues nó, tampoco lo vi descansando bajo un árbol adentro de una casita en la plazoleta de la avenida San Roque González. A ti si que te veo en cada plazoleta y en cada parque, te encuentro en mis sueños, ensueños y hasta en el espejo cuando veo mi propio reflejo.
Todo es lindo en este país, lástima que no encontré tamales, como los que estarán comiendo ahora en el Jardín del Pavo Real.
Mañana regreso a Iguazú; te llevo Elixcor en una linda botella de cerámica y un retoño de Sarandí.

Rohayhu ha aise nendive pya'e




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