jueves, 5 de agosto de 2010

¿Una foto de su voz?

Me gusta retratar gente y momentos. No soporto las fotos de monumentos famosos y
de sitios "turísticos" conocidos por el mundo entero. Me aburre la sonrisa de "yo también vine"
con un fondo más que retratado. Tampoco me gustan las fotos de shows, los shows se sienten, no se cuentan.
Mi Papá me enseñó desde niña que la mejor máquina para capturar imágenes es nuestra memoria. Y yo me enseñé sola que amo ser libre. Entonces no quise nunca cuidar una cámara, en una playa jamás, cuidándola del agua y la arena era algo que no iba conmigo. ¿En una fiesta o bar estar atada a ella para no perderla?.
Pero poco a poco he ido cediendo ante el tema. #yoconfieso que de un tiempo a la fecha llevo una hermosa camarita roja en mi bolso de mano, y cuando los viernes Piano Café... o cuando los sábados Pavo Real se llena de sonrisas francas, de amigas preciosas, de artistas que nos arrancan suspiros...no resisto y tomo fotos y fotos. Esas fotos nos hacen felices, las compartimos, las etiquetamos y desetiquetamos en las páginas de redes sociales y las comentamos una y otra vez. Eso nos une, nos identifica, nos entretiene. Esas son las fotos que me gustan. Sonrisas y momentos.
¡Ah! las fotos con gente famosa que no son mis amigos es algo que no está en mi menú fotográfico. "Para que vean que lo vi" no puedo entenderlo. La gente aue me importa me creerá si yo se lo cuento, la gente que no me importa me vale un comino si lo cree o no lo cree. Si el personaje me importa nunca olvidaré el brillo de sus ojos en ese instante; quedará conmigo mientras yo viva, si no me importa el personaje la foto tiene menos caso.
Todo este tema surgió porque unos momentos atrás vi un hermoso sereque y quise tomarle un foto para compartirlo con ustedes, pero hubiera perdido segundos que preferí ocupar en disfrutarlo, ver más cerca que nunca su piel manchada y tersa, observa su peculiar manera de caminar. Vaya que lo disfruté, fueron segundos porque volvió a meterse a la selva, a él no le pregunté por Dylan, es más, ni siquiera me moví. Hay momentos tan sublimes que ni siquiera vale la pena perder por tomar una estúpida foto. Total en Google puedo encontrar a uno igualito y compartirlo. ¿No creen?

Enviado desde mi iPad

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