El sábado nos vamos a la Antartida.
Hoy miramos el Canal Beagle y tomamos café en una tacita nueva.
El velero se mece anclado en un muelle enamorado de los reflejos.
Disfrutamos el silencio y la soledad.
Una vez te pregunté si la Antartida era azul,
los blancos predominan respondiste.
Cierro los ojos y pienso en los manglares, que soy yo;
recuerdo la foto que tomó Antonio y tituló ¨Milagro¨.
No necesito más el cardamono
que no creció en los jardines colgantes.
Babilonia está más lejos ahora.
Tal vez si yo estuviera en Yucatán
sería la Xtabay parada junto al cenote
o la mestiza que no ha vendido arepas a los turistas en Pisté.
Pero soy la mujer que se mece en un velero
y que camina en la oscuridad para mirar de nuevo por la claraboya.
Después regresaré a tus brazos asegurando
que mañana tampoco comeré centollas.
Me mirarás sintiendo lo que siento.
Comeré chipá, porotos y batatas
tomaremos aquella bebida de mandioca
y de postre haré koserevá.
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