Había planeado esta tarde seguirle escribiendo
poemas enamorados en el microblog.
Primero fueron los truenos,
después los relámpagos enfurecidos.
Por unos segundos sintió miedo;
pero cuando ellas salieron corriendo,
él salió tras ellas bajo la lluvia.
Regresó con algunas mojadas y escribió:
"Me duele ver llover
y dejar entrever la nostálgica sensación de no tenerte,
de vagar sólo sin el bendito sabor de tus labios"
No he visto a Mario por mi ventana,
donde yo habito no hay lluvia;
estoy sóla a mitad de la selva.
Así que me conformo con imaginar al poeta
mientras un pájaro amarillo me mira
desde el jardín de Yaayan.
Enviado desde mi iPad
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