jueves, 15 de septiembre de 2011

Helena y Jorge

Helena hoy estaría muy triste,  mucho más de lo que yo estoy.
La imagino en su mecedora con el periódico en la mano mirando la foto.
Buscaría el disco Ele Pe y lo sacudiría, trataría de encender el aparato.
Nosotras la observaríamos y trataríamos de distraerla pidiendole un cuento.
Tal vez uno de fantasmas y aparecidos, ella no sonreiría; ni sacaría el libro.
Recortaría la foto del Diario y la guardaría en su ropero
para mirarla a solas o mientras se polveara como sin darse cuenta.
Pero Helena no está, ni la mecedora, ni nosotras, ni el disco, ni el periódico.
Tengo la voz de él y el amor de ella, ese que nunca decía.
Ya no somos la abuela y las niñas.
Jorge tampoco está, también se ha ido. Hoy.



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