pero había descubierto algo,
cada vez que lo hacía, los hombres miraban al cielo
y las estrellas se deslizaban a sus labios;
ellos las bebían sin darse cuenta.
Una pócima de amor con efectos inmediatos.
Ahora no sería diferente.
Aunque por segundos la Luna se ruborizara,
era urgente y necesario.
En Amarte el plan salió perfecto.
María José Moreno
Enviado desde mi iPad
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